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Ayer me compré un jersey y no llegó a casa.
Se perdió en un punto intermedio del camino.
Soy ese tipo de personas. No es el fin del mundo, pero parece que nunca nunca nunca me voy a controlar. Y meteré el coche en dirección contraria. Y perderé dinero. Nadie me dejará que guarde las cosas (ya pasa, creo).
Seguro que todo ese déficit de atención se debe a algo que nunca querré investigar.
Pero nunca llegaré a nada en el mundo exterior.
El mundo interior es un poco triste y solitario. Tampoco sirvo para eso.