Haciendonos mayores...

viernes, febrero 20, 2004

Hoy he ido hasta la universidad a la una y media para descubrir que... No tenía clase!! Me sentí realmente estúpida y para castigarme me cogí unos articulos que nos ofreció un profesor :(

También he hecho cosas mejores. En la estación no he saludado a personas que conocía. (Cuán triste). Porque, que tal, como van los examenes, me alegro, chau, pues... es lo más que nos une a nuestros ex-amigos. También es terrible que no nos interese más y que casi ni nos de pena.

Y he terminado mi libro escrito por una periodista en la Guerra de Vietnam (de ahí este tono decadente y findelmundista). Me encantó.Al principio no estaba convencida, demasiado mensaje, pero finalmente cuanto más dudaba ella, más me lo creía todo yo. Aunque no sé si decir eso de mi disfrute, será a partir de caer en cierta estilización del dolor, blablabla. Porque hasta en medio de una guerra hay una gota de agua en la que se reflejan todos los colores. De todas formas, no dejaba de ser horrible. Pero en fin, supongo que alguién que se ha arriesgado a bastante, tiene derecho a caer en el romanticismo. Decía unas frases muy bonitas de Pascal sobre que el hombre no es ni monstruo ni angel, que le salvaron cuando iba a dejar de creer en la humanidad. Y algo paradójico, se reafirmó en ella, cuando después de eso, fue a Mexico, presenció una manifestación, llegaron los policias, la confundieron con una estudiante, la dieron unos cuantos golpes, la dejaron sangrando sobre una mesa en la que el agua de las cañerias le caía encima... Es sorprendente como nuestra capacidad de resistencia puede amoldarse a (casi) todo. Yo no puedo evitar pensar que para qué. Para que arriesgaba su vida cada día para que cuando llegara a Nueva York nada hubiese cambiado. Pero ella decía que aún así era necesario. Dar al menos la posibilidad de saber, aunque nadie fuese a elegir la opción de saber.
No es más terrible aún? Pienso en todo lo que eso te debe separar de la gente, para la que los problemas siguen siendo primermundistas y pacíficos... No sé, por ratos ella estaba de acuerdo conmigo:
"Crei que valia la pena enfurecerse por los hombres, que era un deber. No lo es. Porque no merece la pena."

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