No hay nada peor que no te crean. Que no te dejen quejarte. Disfrutar de tus minutos de angustia. Que el peso de tus problemas parezca, al menos, equivalente a ese que tus hombros pueden soportar.

Nada peor que te digan que no cuando tu crees que sí. Que todo lo que para tí es duro para los demás no lo sea es triste. Vuelve toda tu fuerza inútil, absurda.

Aún así hay que aplicarse y volcarse en algo. Por lo que esta mañana estuve leyendo un texto imposible de entender. (Entra en un examen). Y la verdad, pensé que todos esos pensadores de las ciencias sociales tienen mucho mérito. Todos los que hablan del discurso, de la ideología, de las acciones y las reacciones, y de todo lo compuesto de palabras. Cuando yo pienso en las palabras, me vuelvo nihilista, xD. Que todo no sean más que palabras me deprime y me neutraliza. No estoy dispuesta a nada porque nada es lo suficientemente importante como para existir por sí sólo. Pero ellos no. Ellos son felices estudiando las palabras y cómo las palabras y porque las palabras, a pesar de que es su estudio se den cuenta de que no hay nada que signifique nada más allá de ellas. Y dedican toda su vida a explicar porque todo carece de sentido. Aunque ellos tengan razón, sin duda prefiero a los que creen que las cosas tienen sentido per si, o al menos actuan y basan sus pensamientos en que así sea. Los que construyen el mundo y no se limitan a derribar cada concepto para analizar como se unen sus elementos entre sí.