Haciendonos mayores...

lunes, noviembre 12, 2007

Sábado en Berlín (1)

En Berlín hace frío, pero a veces, a intervalos de diez o veinte minutos brilla el sol. El cielo está azul y pasean por una calle llena de tiendas de antigüedades (de esas que tienen encanto para nosotros, jóvenes burgueses que se quieren bohemios). La nariz se pone roja y deciden entrar en la tienda que dijo A que estaba muy bien porque venden la ropa al peso. Cr se prueba un vestido de los años 10 como reciente, M se prueba un vestido de Bella, y Ca un vestido de alemana. Se meten en el probador y se cambian ropa y se ríen mucho y se sacan fotos (sin mucho flash) y disfrutan de poder ser tontitas de vez en cuando. Finalmente deciden ir más allá (siempre más allá) y cogen a escondidas vestidos blancos de radiantes novias. Y se ríen más y más y no pueden parar y de repente: oh, no, no, no es posible, copos blancos caen de las nubes y ellas deberían estar fuera, girando blancas sobre la nieve blanca, pero no quieren que se ponga la nariz más roja. Así que devuelven los vestidos, pagan y se van.

Llegan a un italiano, porque algo deben de hacer mal que sólo saben comer en italianos y tailandeses (se plantean comer una salchicha tipical germanish pero no llega a cuajar) y atiende una chica que no quiere trabajar. Los otros están de buen humor, y hacen bromas, pero ellas no, porque quieren ir al baño. No lo encuentran y como buenas españolas empiezan a despotricar: ¡estos países europeos en los que no obligan a tener baño y te cobran terriblemente si quieres mear (pero en la calle te multan!). Cr reflexiona sobre aquella cruzada que quedó a medias: la cruzada por los baños públicos, y decide retomarla antes de que sea demasiado tarde.

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5 Comments:

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Blogger poliptoton said...

No sé por qué, pero Alemania siempre me ha dado mucha pereza para ir a visitarla. Bueno, sí sé por qué, porque los dos días que pasé en Colonia fueron los dos días de viaje más aburridos de mi vida (qué rollo de ciudad y qué rollo de catedral, por qué no la dejarían en ruinas). Y porque era la primera vez que estaba en un país cuya lengua no hablaba, y a mí me sienta fatal revelar mis lagunas.
¿Te ha prescrito el médico que sólo me leas una vez por semana?

11:24 p. m.

 
Blogger Judith Argila said...

Berlín es raro, uno intenta asirse a algo y no hay manera, dices, ya lo tengo, es la puerta de brandenburgo, pero no, pues quizá el reichtag, mmm, menos, pues las calles comunistas, pero eso también le es ajeno... ¿dónde está berlín, en realidad? concuerdo aquí con mi precedente que no saber el idioma te deja muy al margen de lo que ocurre. Pero un vestido blanco y viejo de alguna novia raída y anónima sobre la alegría milkycrisiana era algo realmente digno de ver... ¡Ahora entiendo las fotos!

11:57 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

tu cruzada, Cris!!!!!!
Y qu ete compraste? Te compraste un vestido de los años 10 realmente?

1:45 p. m.

 
Blogger Mrs Jones said...

Siento a Berlín tan mía, me parece tan natural ser yo quien recomiende las tiendas y ver fotos y reconocer cada calle y cada esquina como si hubiese vivido allí 30 años que debería volver.

Y es horrible pensarlo. Horrible pensar que hay gente en Berlín y ninguna de esas personas soy yo.

Snif. Snif.

7:15 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Hola! Somos Ca y M, estamos leyéndote juntas :)))) A me ha dado un poco de pena- A, tengo un colchón, puedes volver cuando quieras! Y Cr, en enero nos probaremos vestidos de novia (o de cualquier otra cosa) en Bruselas!!!!

miles de muaks!

1:11 a. m.

 

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