Haciendonos mayores...

martes, noviembre 20, 2007

Dublín (viernes)

Salgo del aeropuerto de Barcelona y luce brillante el sol de la mañana y el cielo está muy azul y los Pirineos muy puntiagudos y algo nevados. No hay una sola nube debajo de mí y observo entusiasmada como se acaban las montañitas (de repente) y entramos en una Francia verde y llena de cuadradas parcelas cultivadas. Se acaba Francia y llegamos al mar, al canal de la Mancha (intuyo) y allí de repente algodón. Algodón, y algodón, y más algodón y sólo se ve una pared de algodón que empieza, justo enfrente. Me acerco a Irlanda, pienso, y efectivamente, ya no volveré a ver tierra bajo mi avión, y en pleno descenso nos introducimos entre el algodón y estamos un buen rato sumergidos en ese océano de algodón sucio y es lo más parecido a una experiencia mística que os podáis imaginar.

Ya en el aeropuerto constato que hace mucho calor (mucho calor son más grados que en Barcelona, en ningún caso camiseta de manga corta, of course) y constato también que soy un poco imbécil. Me he olvidado del pin de mi nueva tarjeta del móvil y por lo tanto no tengo el teléfono de mi amigo P., así que me pongo algo nerviosa y pienso que voy a tener que buscarle por toda la ciudad (fantaseo con todas las cosas emocionantes que me pasarán mientras tanto –lo he visto en las películas, una no olvida algo sin una razón). Sin embargo, opto por acudir a Internet para que me salve y consigo así el número de teléfono (que estaba bien guardadito en un mail). Me voy a conocer la ciudad y reconozco la luz. Sí.

Hace siete años estuve en Dublín, pero apenas recuerdo nada. Por eso tuve que volver después de ver un documental en la tele y pensar: ¿Pero yo pasé un mes entero en esa ciudad? Sólo recuerdo (aba) la extraña luz entre las nubes, el puerto de ¿Dun Laoghaire? y la estatua de Molly Mallone (que no es una pescantina real, sino una mera invención musical).

Camino por las calles dublinesas y advierto que hay dos calles, tres como mucho. Si te sales de ellas todo está desierto. Se concentran todos los habitantes en poco espacio para que parezca que tienen mucho ambiente (y lo consiguen). Veo un puente, otro puente, otro puente, una iglesia, otra iglesia, un parquecillo cerrado y una calle muy comercial.

A las cinco quedé con P. , así que le espero en el Spike donde se conciertan todas las citas de la ciudad (o eso me parece a mi rodeada de gente en actitud expectante). Me entretengo mucho con el inglés de un chico de Jerez cuyo nivel es el medio español. Me siento profundamente identificada antes de advertir que él no parece tonto exclusivamente por el idioma. Habla con un compatriota y un chico italiano de que en España no sabemos inglés porque nos doblan todas las películas y de que Jerez no es racista. Habla de un amigo suyo marroquí y de que España fue el año pasado el segundo país en recepción de inmigrantes. El italiano se va y el chico exclama: ¡Menos mal que se fue y puedo hablar de una vez en español! En español no me divierte, así que agradezco que llegue mi amigo y de que me informe de que Dublín es una gran ciudad, y de que no le importaría nada vivir allí una temporada (y es la segunda persona que me dice eso este mes).

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5 Comments:

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Blogger poliptoton said...

Si no lo digo, reviento: ¡qué bien vives!
Dublín era una de mis opciones para pasar este fin de año (todas fracasadas); quedará para el futuro, así que espero referencias.
Y no me dejes así, anda, cuéntame tu descubrimiento, que yo soy bueno y lo perdono casi todo.

11:41 p. m.

 
Blogger uminuscula said...

por qué dices que estoy por todas partes, reina, a saber donde me ves

12:53 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

cuanto viajas!!!

(y que es eso de un nuevo móvil??)

1:10 p. m.

 
Blogger Zabu said...

Por culpa de este post tengo sentimientos encontrados.

10:35 p. m.

 
Blogger Mrs Jones said...

dublín y sus irlandeses

algún día iré en busca de neil (mr divine comedy, por si lo has olvidado...)

10:40 p. m.

 

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