Haciendonos mayores...

jueves, noviembre 15, 2007

Domingo en Berlín

Otros días da igual que haga frío porque uno ya está cansado que no diferencia dolores. Suena y suena el despertador, y Cr, Ca, y M refunfuñan. Se tienen que levantar rápido pero no acaban de conseguirlo.

Se dirigen a la Berlinchiner galerie. Allí hay una obra en la que participó Ca, así que están muy emocionadas. Llegan y no es para menos. La exposición va sobre la movilidad en la vida moderna, eso que conocemos tan bien y sobre lo que hablamos hace un par de días. La enfermedad. Las obras son muy conceptuales y por eso a Ca le gusta el arte contemporáneo porque dice cosas y hay que pensar. M se encuentra de nuevo en éxtasis y Cr un poco también, aunque se lo tienen que traducir todo. La mejor obra es la de Miguel Rothschild, en la que participó Ca. Aunque hay otro par que se llevan nuestras alabanzas. Al salir, vemos un catalogo de Rothschild, que se dedica durante todos sus viajes a fotografiar la palabra paraíso allí donde la encuentra. Les gusta la idea.

Salen y nieva un poco de nuevo. Llegan a la sinagoga, pero es más bonita por fuera que por dentro, así que se van a comer. Al Shanti, que tanto les gustó, pero de buffet, que nos les gusta tanto. Prueban algo de textura extraño y se asustan al comprobar que es lo único que no lleva nombre. Para compensarse se toman arroz con leche de postre (o algo que se le parece).

Vuelven a casa muy contentas porque tienen una hora entera para descansar. Y porque además Cr ya se va en unas horas y se quedarán tranquilas. Pero después se ponen tristes porque Cr ya se va en unas horas y tardarán en volverla a ver. Ca y Cr hablan expulsadas en el pasillo sobre berlín y sobre el futuro y gracias a dios Ma las salva para reintroducirlas en la habitación. Suena el teléfono gracias a una página fantástica que se llama Peter nosequé (pedro número) y que permite llamar gratis a España y Ca les grita entusiasmada y nerviosa a sus compañeras que es Peter. Pero pierde la llamada y deben esperar. Cuando al final lo consiguen, suena el telefono en casa de S en Teis. Unidas por hilo telefónico hablan un rato de esto y aquello, se ponen al día.

Es el momento de ir al aeropuerto. Allí hay que facturar y después (después es acto seguido) hacer cola para entrar en la zona de embarque. La cola no se mueve. Pasan los minutos y el avión se retrasa. Al parecer están haciendo muy exhaustivos exámenes de las bolsas de mano. Cr se pone nerviosa, ay, que no le quiten sus galletas chocolateadas y sus navideños y trigales árboles. Finalmente va a ser su turno y M y Ca se van, que pena, que pena, muchas gracias por todo, lo he pasado en grande.

Cr se queda sóla ante el peligro. Antes que ella una chica lleva una lámpara circular. A la chica le gusta mucho su lámpara pero su lámparo no cabe por el detector y no saben que hacer con ella. Un chico hace un comentario sardónico sobre que a quien se le ocurre venir a Berlin a comprarse una lámpara, que si no hay souvenires más pequeño, y otro chico se sonrie por respuesta. Cr piensa en lo estúpida que es la gente y pierde su paz interior y odia a esos que juzgan a las victimas en vez de reflexionar sobre lo humillante de que te hagan descalzarte para entrar en el avión, o que no te dejen subir pinzas de depilar y que a un fortachón le dejen entrar con sus brazos, obviamente mucho más útiles a la hora de asesinar a alguien. Cr que ya está de mal humor reflexiona sobre que sí que hay un carácter típicamente catalán y que consiste justamente en eso, pero ruega que la perdonéis.

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3 Comments:

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Blogger Cubilete said...

Ya está Cris haciendo amigos...

Por cierto, no me puedo creer que vayas a sinagogas sin mí!

7:48 p. m.

 
Blogger Zabu said...

Me encantaría leer una definición más exhaustiva de ese carácter catalán...

... por conocer el mundo que me rodea, no por otra cosa!

5:51 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Cr, te queremos!!!!!!!

1:26 a. m.

 

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