Haciendonos mayores...

miércoles, marzo 19, 2008

El dualismo

Leo la historia de La Petite Anglaise. Una mujer que escribía en su blog cosas como que colgaba trabajo (¿hay una expresión equivalente a hacer pellas en ese mundo –oh, terrible- laboral?) para ir a reunirse con un amado. Una mujer cuyo blog era leído por nosecuántas personas. Una mujer a quien unos jefes llamaron para decirle que con su blog perjudicaba la imagen de la empresa, que eso era falta grave y que adiós. Una mujer que lo contó en su blog y voilà que una editorial (asiduos visitantes) le proponen publicar su blog en papel.

Una de esas historias de final feliz tras arduas vicisitudes. Como la envidia es el motor del progreso (como bien descubrió un lector ocasional) paso repaso rápidamente a todas esas iniciativas que iban a darnos la fama y a no permitirnos caer en el olvido. Pienso en Caodai, claro, pienso en Fraggelianas. Pienso en dónde quedó la santísima generación.

Al cabo de un rato (y escritura de inflamados mails llamando a la acción) consigo dejar de pensar en mí misma para pasar a pensar en ella: el modelo. Reconozco que no leí el blog en profundidad pero todo parece indicar que había muchos problemas instrascendentes y muchos amantes. Afirmaba (la mujer) que La Petite Anglaise era su vida condimentada con mayores dosis de emoción.

Y entonces uno se pregunta dónde diablos colocamos la emoción ahora. Cuando era pequeña escribí un libro (debería dejar aquí la información pero echaré por tierra mi imagen para demostrar mi tesis): la primera parte del libro era una sucesión interminable de a Menganita le gusta Fulanito a Menganita le gusta Zinzanito a Menganita le gusta Menganillo. Llegado el ecuador del libro yo debí de darme cuenta de que me aburría, necesitaba algo más. Pasar del amor a la sangre. Entonces metí unos cuantos asesinatos por medio para darle densidad.

No quiero destripar ninguna historia pero leí La princesa de Cléves y me quedé con una impresión parecida. Es un libro del siglo XVII, donde se repasan una y otra vez historias de príncipes, princesas y sus amantes. Una especie de recopilación de infidelidades. Pero al menos, en medio, destaca la pureza de la princesa de Cléves que se enamora a su pesar, pero se controla para nunca engañar al marido. Nosotros no podemos entender eso muy bien, porque si uno no está enamorado del marido, para qué dejar de estar con el amante ¿? Nosotros no lo entendemos muy bien y tampoco entendemos lo de morir de amor, como el marido de la princesa de Cléves. Morirse de amor es (y ahí va) inmaduro.

A uno lo dejas y tiene derecho a llorar, insultar, pasarse un par de meses con ojeras, pero ya está. La gente que exagera nos disgusta. Hemos abandonado ese estado hasta en las novelas (pero allí con abundante nostalgia). La gente ya no se muere de amor, igual se mata (y siempre acompañado de otro contexto), pero no se muere. Bien nos lo dice Cali, que mourir d'amour n'est plus de notre âge. Podemos recordar sin embargo Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, nuestras historietas infantiles de teatro donde el final se acompañaba de un desplome general. Si no sé acabar el cuento los elimino a todos.

Para acceder al estado racional, nuestro proceso de maduración nos empuja a abandonar la intensidad, la sangre, el fanatismo y cualquier otro atisbo de primitivismo. Pero no dejamos de celebrarlos por eso.

Coexistismos entre la exaltación de la pasión y la asunción de su absoluta falta de pertinencia.

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5 Comments:

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Blogger Judith said...

"historietas infantiles de teatro donde el final se acompañaba de un desplome general"

Qué bonita forma de describir esas muertes masivas. Es ciertamente un final muy adolescente: mierda mierda mierda y ahora qué hago con todo este nudo... ¡ya sé! desenlace homicida. Es el único final claro que tenemos de las cosas a los 14 años: el final equivale a la muerte. Y no se nos puede culpar: no hemos vivido aún ninguna de las sutiles muertes de la edad adulta. La vida es a+b=c.

Et bien, ma petite... a lo que iba: ¿cómo va la gente a comentarte después de un análisis así? ¿crees que todo el mundo está, cuando te lee, medio sobado con el café o en el estado catatónico en el que uno cae tras horas de surfeo, en condiciones de hacer una réplica a tus disecciones antropológicas del alma?

Yo con mi moral antigua no puedo asentir ante este post, porque abriría un debate sin fin, y me incomoda que el mundo juzgue mis entrañas como quién despedaza higadillos sobre la mesa. Pero eres mi visionaria preferida.

2:03 p. m.

 
Blogger Mrs Jones said...

Yo veo nuestra situación como un paréntesis, como una breve crisis que enriquecerá nuestra biografía. "En aquellos años, el cambio, las vueltas que da la vida, amenazaron con matar a la SG..."

(...)

"...pero es el cambio, no lo olvidemos, lo que movía a la SG. Tras unos interminables meses de pausa y desorientación, las obras definitivas empezaron a surgir".

9:21 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Me leeré el blog xD Aquí, según me han contado, hay empresas que buscan si sus candidatos están en studiVZ (facebook versión alemana) y más de uno ha sido rechazado por las fotos colgadas de su persona...libertad de expresión sí, pero también derecho a la privacidad? Cuánta privacidad si cuelgas tus ideas/fotos de internet? WaG!

En otro orden de cosas...yo tenía un amigo, de apellido Sabina, que cantaba:

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren

[Yo sí creo que es romántico-en el sentido trágico de la palabra, pero romántico]

Y la Sta. Generación, qué fue de ellas? Sus miembros se han vuelto menos Santos? ;P

12:34 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

ey! qué esa cita de cali la uso yo
!!!

y... esta historia es muy muy vieja.. que poca actualidad informativa...

(y te debo una carta, lo sé)

5:24 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Venga chica, que te nos haces de rogar, actualiza.

Y si para ello tienes que cargarte a alguien...pues bueno... que no sea a "chica de verde manzana"

4:28 p. m.

 

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