Haciendonos mayores...

sábado, enero 21, 2006

Examenes

Me da miedo ser así en realidad. Que cuando dices, se pasará, no se vaya a pasar porque tú eres eso, y lo que estaba bien era lo efímero.
Me da miedo darme cuenta de que soy simple, o tonta, porque se supone que lo que te compensa de serlo es que no te das cuenta.
Me da miedo quedarme con las cosas que no quiero. Me da miedo esforzarme por lo que se supone que tengo que esforzarme y no por lo que quiero esforzarme.
Me da miedo tener siempre las mismas conversaciones. Aburrirme siempre con las mismas cosas y aceptarlas.
Me da miedo no ser capaz de estar a la altura de lo único que me gusta. Me da miedo darme cuenta tarde de que ya estaba en el camino equivocado y que ya... ya está tan avanzado.
Me da miedo no ser capaz más que pensar en mí. Y pensar lo mismo, que es como no pensar.
Me da miedo que los demás también sean así y fuera yo la que me impresiono con facilidad.

Y si esto es todo, entonces, entonces, entonces...
Y si esto va a ser todo sólo espero que me haga llorar
Y me dan miedo muchas más cosas, pero el resto no son públicamente compartibles.

Esto es lo que hace conmigo sentir que no respondo a las presiones de los examenes con la suficiente premura. Pero es tan patético agobiarse con algo tan vulgar.

Y no nos equivoquemos, que estoy extrañamente tranquila y feliz. Por eso me da miedo.

domingo, enero 08, 2006

ejemplos

Probablemente las cosas podrían ser de muchas otras formas (mejores), pero siempre es cuestión de elecciones incorrectas.

Parece que nos equivocamos, pero no, es que eso nos sienta mejor que reconocer qué es lo que queremos.
Ejemplo explicativo1: te dan a elegir, puedes aprobar todos tus examenes de ahora en adelante (si dejas de tomar café), o puedes seguir tomando café (y suspender tus examenes). Tú piensas convencida, que dejar el café es un sacrificio, sí, pero no comparable. Así que dejás de tomar café. Primero apruebas todo, pero tu sabes que apruebas a costa de dejar algo. Tu sabes que no es justo. Que no está bien. Que te gusta mucho el café. Que no puedes más.
Te amargas tanto que suspendes un examen.
Y te dices: pues para suspender igual, tomo café.


Y toda esa estupidez nos es más fácil que decidirnos de primeras por el café. Por que no está bien visto.


Me encanta hacer ejemplos para niños de tres años. Si tuviera paciencia, me haría pedagoga.