Haciendonos mayores...

domingo, marzo 26, 2006

O corpiño

Llevabamos toda la semana esperando ESE momento, pero no llegó. Que es lo que ocurre siempre cuando uno se atreve a esperar algo.
Nos habían hablado de personas retorciéndose en el suelo, vomitando frases en latín. Y a todos nos gusta sentir miedo, retroceder a un tiempo prerracional y pensar que quizás sí, que quizás no. Tenemos imagenes construídas en la cabeza de oscuros hombres vestidos con sotana que balancean crucifijos delante de figuras estremecedoramente danzantes. (Y todo en ese plan película-de-terror barata).
Y nosotras no lo vimos. Pero existe. Aún hoy, existe. Que ya es extraño.
Fuimos hasta la Iglesia del Corpiño, dónde se practican exorcismos. Intentamos hablar con el párroco que se deshizo rápidamente de nosotras (envíandonos a comprar un librito sobre la historia del ritual). Al parecer, antes era más abierto, y eso se paga caro. Un periodista de El Faro de Vigo presenció un exorcismo y lo publicó. La Iglesia probablemente se averguenza de tales anacronismos y le llamó la atención (al párroco). El hombre es el tipo de cura corrupto que uno se puede imaginar. Es un señor gordinflón, que en su homilía oscurantista habla de quienes rechazan a María, y de cómo su gracia, sin embargo, los incluye. Que sólo hace falta acudir a ella. (Por ejemplo, los endemoniados rechazan la cruz, pero es con la cruz con lo que se les cura, o de como como quien no quiere la cosa, se puede publicitar las tradiciones locales).
Fuera de la Iglesia está el bazar del corpiño.
Hay otra tradición para que las reliquias del corpiño te bendigan. Y pasas de rodillas sobre un banco. Yo no sé. Pero me parece que ellos se aprovechan de que la religión se mezcle con rituales "paganos" para recibir sus limosnas. Porque llevan dinero a cambio de la bendición. Y yo no puedo decir nada, porque ni me va ni me viene, pero eso me parece contrario al espiritu católico que me enseñaron de pequeña. Porque si la Iglesia lo hace todo a cambio de dinero, ¿no sigue vendiéndose? Y claro, tendrá que mantenerse, pero ...ah! yo siempre tuve la romántica idea del bien por el bien. No puedo entender que recurra a lo mismo que denosta.
Porque el otro, el cura cabal , (con voz de Truman Capote, para quien quiera sonorizar la cita), intenta desmitificar lo cara-oculta de la Iglesia, y nos habla de que los exorcismos se hacen de forma pública, que la Iglesia (elevemos un poco el tono) no hace nada a escondidas.Pero no es verdad, porque la rosquillera que vende rosquillas delante de la iglesia se enteró de los exorcismos por el Faro de Vigo, y el periodista de Faro de Vigo asegura que se hizo a puerta cerrada. Alguien miente.
E ignoramos ciertas cosas. El Papa ha practicado exorcismos. Y son los obispos quienes dan los permisos para celebrarlos.
Que además sirven. El poder psicoterapeutico de la fé. La mente humana vuelve a maravillarme. Porque hay algo que precede a lo físico. (No, no es un final con una luz de rayo cayendo del cielo, pero reconozcamos que hay cosas que no sabemos, sobretodo en la turbia linea que separa a las enfermedades mentales de todo lo demás).

viernes, marzo 10, 2006

Cartas de amor de la monja portuguesa

Mi profesor de autoescuela busca siniestros trucos para despistar mi atención del volante: me habla de amor.
Hoy sonaba una canción sobre dos tipos que viven lejos pero se quieren un montón. Y él (que conocía el repertorio) suspiró y comentó: ¡Que duro el amor en la distancia!. Porque él empezó así con la que hoy es su mujer. Y estuvimos sopesando el panorama y pensamos (que igual es falso) que cada vez la gente se mueve más y hay mas amores que empiezan en lugares alejados.
Pero nada de ¡Que duro!. Duro era antes, cuando no sabías si él se había olvidado de ti o el correo había vuelto a fallar. Cuando tras cinco meses sin recibir carta no podías llamar para asegurarte de que había tenido un accidente horrible que le impedía escribir, y sobretodo, cuando viajar era terriblemente caro.
Debemos admirar a Mariana Alcoforado aunque no existiese nunca. Ella amaba cuando lo duro era amar. Era patética y amante de la autocompasión. Reunía todas nuestras pequeñas humillaciones, pero a nivel demoníaco. A saber:
1. Engrandecimiento de sus sentimientos "Y no creas, por todo lo que te digo, que me arrepiento de haberte adorado: estoy encantada de que me sedujeras. Quiero que lo sepa todo el mundo, no hago de ello ningún misterio y me entusiasma haber llegado a hacer todo lo que he hecho por ti, desafiando cualquier tipo de convencionalismo"
2. Humillación máxima: ¿Por qué me permitiste caer tan bajo?
3. Y un poco de orgullo para compensar: " No he conocido a fondo el exceso de mi amor hasta que no me he propuesto curarme de él. Me he dado cuenta de que vales menos que mi pasión"
4. Recreaciones : "Odio tu sinceridad. ¿Cuándo te he pedido que seas sincero?
5. Exageración y autocompasión: "Tu pobre Mariana no resiste más, se está desmayando al acabar esta carta"
Y cómo recurrir a toda la retórica posible para convencerlo de que debe volver. Sería ridículo si no fuera porque es total. Le quiere como se debería querer. Absolutamente.

(en el siglo XVIII se acuñó la expresión "una portuguesa" para aludir a cualquier misiva amorosa escrita por una mujer desesperada y ciega de pasión).