Haciendonos mayores...

viernes, abril 20, 2007

Amor

"Y ella:
- tú no crees que el amor sea entrega absoluta, renuncia a uno mismo...
Estaba allí, en el prado, más bella que nunca, y la frialdad que endurecía apenas sus rasgos y el altivo porte de su figura habría bastado con muy poco para disolverlos y volverla a tener entre los brazos... Podía decir algo, Cósimo, cualquier cosa para ir hacía ella, podía decirle: "Dime lo que quieres que haga, estoy dispuesto...", y habría sido de nuevo la felicidad para él, la felicidad juntos, sin sombras. Pero dijo:
- No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas.
Viola tuvo un gesto de contrariedad, que era también un gesto de cansancio. Y sin embargo aún habría podido comprenderlo, como en realidad lo comprendía, más aún, tenía en la punta de la lengua las palabras para decirle: "Tú eres como yo te quiero..." y subir de inmediato con él... Se mordió un labio. Dijo:
- Pues entonces sé tú mismo sólo.
"Pero entonces ser yo mismo ya no tiene sentido", eso es lo que quería decir Cósimo. Y en cambio dijo:
-Si prefieres a esos dos gusanos...
- ¡ No te permito despreciar a mis amigos! - gritó ella, y no obstante pensaba: "A mí me importas sólo tú, y sólo por ti hago todo lo que hago".
- Sólo yo puedo ser despreciado...
- ¡Tu modo de pensar!
- Soy una sola cosa con él.
- Entonces adiós. Parto esta misma noche. No me volverás a ver nunca."

Eso escribía Italo Calvino en El barón rampante. Aún a costa de estropearos la historia, os comunico que Viola lo cumple. Y él tampoco corre tras ella. Así que no me digáis que no son un poquito, aunque sea un poquito, dignos de encomio.

martes, abril 10, 2007

Fiestas de mimos

"Si su vida social se limita a pedir el justificante a su cajero automático o a robarle un minuto de atención a su jefe antes de volver a su casa vacía, tal vez sea usted un buen candidato a participar en alguna de las denominadas "cuddle parties", fiestas de mimos o achuchones. El invento se debe a dos terapuetas norteamericanos como remedio para paliar la falta de cariño y contacto físico fraternal en una sociedad cada vez más individualista. Después de hacer furor en Estados Unidos, las fiestas se celebran ahora con éxito en los países más desarrollados de Europa. Los participantes pagan para dar y recibir muestras de cariño, abrazos y castas caricias en una sesión donde el terapeuta incentiva a expresar libremente el afecto, pero donde está prohibida la mínima connotación sexual. Las fiestas se desarrollan sobre colchonetas, en grupos de unas 15 personas ataviadas con pijama, a las que se les permite llevar almohadas e incluso peluches " Magazine, 11 de febrero

Al principio cuando veía el anuncio ese que dice si nadie te lo regala, regalatelo tú, me parecía entrañable. El chico con su paquetito que pide amablemente a la vieja que se lo sostenga, la vieja y su cara de sorpresa, de ¡pero si es suyo!. Daban ganas de ir por la calle autoofreciéndose regalos... pero Ana me hizo caer en la cruda realidad, lo que estaban dando a entender es que esas personas no tenían nadie que les regalase el objeto en cuestión (que por supuesto, no recuerdo). Nadie que les regalase lo que les hacía ilusión.

Eso no es entrañable. Y un montón de adultos en pijama y con peluches, tampoco. Porque luchar contra los síntomas puede ser una forma de no luchar contra las causas.

Y no deberían conformarse con sucedáneos de contacto; lo que necesitamos no son abrazos, es amor.