Haciendonos mayores...

jueves, octubre 21, 2004

El otro dia escribi un largo larguisimo post que se me borro. Contaba lo maravilloso que era estar lejos de casa. El placer de ser extranjera del que nos hablo una profe mia. Y que era una pena que en Vigo no supieramos (o no supiese) tener los ojos tan abiertos, quererlo saber todo. Pero odio esforzarme dos veces en la misma cosa; asi que (si alguien me lee aun) os confomais con la sintesis.
Ayer estuve TODA la tarde en casa esperando al senhor de Internet. A las cuatro se llevo el ordenador y me dijo que a las siete volveria a estar alli. Son las ocho y no aparece. Llamo indigandisima y pregunto: c' est frederick?. Es. Asi que le pido que me diga a que hora estara alli con mi ordena (bueno, me lo acabo de apropiar pero no importa). El me dice que me llama mnn. Yo no quiero que me llame mnn quiero que me devuelva el ordenador. El no sabe de que hablo. Me exaspera. Resulta que es frederick Grien y yo con quien quiero hablar es con frederick boulet. No esta alli, pero me da su movil.
LLamo de un humor (relativamente) cortante. Me pregunta si no vino aqui un senhor. No. No te preocupes, mnn por la tarde te lo llevamos arreglado. Y yo lo acepto, pero no sin antes recriminarle el no haber avisado, pq el me habia dicho que a las siete estaba aqui, y yo seguia esperando.
LLevo toda la tarde llamandote, pero no daba linea. Y por lo menos, podias poner contestador!! (El numero que tenia era de Solinha, y Solinha estaba en el cine)
La la la.
Estoy replanteandome el camino de la dulzura y el buen talante.

lunes, octubre 18, 2004

Ayer fui a ver a una peli de Truffaut. Y en la primera secuencia aparecia la cinemateca. Me estaba casi viendo. Y me senti un poquito llena de alegria de estar yo sola en una ciudad tan grande. De poder (casi) salir en escena. Y es que es necesario ser "extranjera" para querer abrir los ojos y quedarse con la boca abierta . Solinha me dijo un dia que se sentia provinciana en el metro. Tantas personas extranhas. Y es un placer desear observar. No hundirnos en el sofa como esos tristes franceses. Sonreir, maravillados ante esa mujer que se come el ticket del metro. Caminar por la calle y no poder evitar pararnos felices y exclamar: desde aqui tb se ve el sacre coeur!
Y es una pena no saber estar tan vivos en nuestra propia ciudad. Convertirnos en tristes vigueses que caminan sin darse cuenta de ... nada.