Noñería, cursilería y amor
Ñoña me gusta. Como concepto. Como palabra que deletrear letra a letra me horroriza. Las nasales no suelen ser estéticas. Hacen bien en eliminarlas de los idiomas del mundo, aunque nosotros tengamos que reivindicarla para que no muera.
Ñoña se utiliza como insulto pero no lo es tanto. Yo digo ñoña y es un cumplido. Un halago. Que seas capaz de ser ñoña, cómo me gusta. Y es como el verbo amar, claro, que nunca lo utilizaría en serio, sin reírme, sin que se note que lo uso porque creo que se debería usar y no porque forme parte de mi vocabulario diario.
Y al mismo tiempo como detesto la cursilería ajena. Las palabras demasiado explicitas, las frases repetidas. Con todo el terreno libre que hay en estos campos y venga a la cursilería embotellada, a hablar de él todo el rato . Puf. A decirse te quiero por teléfono sin carcajadas.
Entonces no sé. Yo soy cursi y me lo dicen y me hace gracia. Porque nunca lo seré delante de un chico, que lo sepáis. Eso nunca, porque soy una cobardica y voy sólo al amor seguro y entonces sí, a mis amigas les hago declaraciones de amor y les confieso que creo que debería ser obligatorio querer a la misma persona toda la vida.
Y después, si me dicen algo que es bueno y es verdad, me pongo nerviosa. Aunque me lo digan ellas y es porque uno nunca se acostumbra a ser querido de verdad. Sólo al amor de juguete que hace sentir bien pero no importa que venga o que va. E incluso con ese amor seguro, con el de amistad, da un poquitin de angustia ¿no? que sean tus amigos es el previo para que lo dejen de ser. Hasta con el amor completamente seguro, mas que seguro segurisimo, de tu familia si te lo dicen da miedo ¿no? Y eso q ellos seguro que no van a dejar de serlo. Pero ... quererte es esperar algo de ti, es el mundo de las responsabilidades, es la posibilidad de decepcionar o de hacer montones y montones de daño.
Entonces usar palabras que ya no están de moda y que parezca que no lo tomas en serio. Decir que quieres para que intuyan que detras de ese querer exaltado está el querer de verdad que palpita de emoción, pero muy bajito. Y con los chicos fingir fingir fingir hasta el día del matrimonio. Que no lo sepan nunca.
(Bueno, siento acabar escribiendo sobre algo sobre lo que escribí recientemente , pero ah, intento aceptarme como soy a través de la saturación )